sábado

CRUZANDO EL ISPA




ETAPA UNO. (domingo 7 de febrero)

Todavía sin ver el sol, ese domingo salí desde Longchamps "Cuna de la Aviación Sudamericana"
hacia mi destino. Eran las 5.00 AM y con el tanque lleno me dirigí hacia Lujan para comenzar mi camino en la Ruta Nacional n° 7. Una leve llovizna me refrescó en la intersección de General Paz y el Acceso Oeste (ruta 7), pero el entusiasmo del comienzo hizo que siguiera adelante. Llegando a San Andrés de Giles el sol comenzó a salir, e inexplicablemente para mi suerte, unos 20 kms. antes de Chacabuco se largó un aguacero que me dejó empapado de pies a cabeza, con equipo de lluvia y todo. Cuando el agua se larga fuerte no hay "impermeable" que valga. El agua siempre entra por alguna endija y recorre todo el cuerpo.
Bueno nada, tuve que detenerme en una estación de servico y "acampar" hasta las doce del mediodía. Cargué el tanque de nafta, desayuné, me cansé de hablar con los playeros y cuando la ruta estuvo bien seca y el sol nuevamente dijo presente, retomé mi hoja de ruta.
Uno pocos metros antes de la rotonda de Junin, el GPS comenzó hacer cosas y ruidos extraños por lo que tuve que sacarme el auricular y en plena rotonda intenté toquetear el aparato pero fue "al ñudo" (seguramente se había mojado en el tormentón de Chacabuco). En el fallido intento di como dos o tres vueltas a la rotonda y me desorienté. Así como estaba, abombado, le pregunté a un lugareño cuál era la ruta para ir a Mendoza y ahí se produjo la "hecatombe": me mandaron para el lado de Lincoln y lo pude percibir recién cuando llegué a este pueblo y pregunté por mi destino a un camionero. Claro, el tipo de Junin me mandó a Mendoza, pero a San Rafael (pequeño detalle). El gentil trabajador del "volante grande" me dijo que podía retroceder o tomar una provincial (la 50) que me llevaría a Vedia, casi al limite de la Provincia de Buenos Aires con Santa Fe. El detalle es que el camino estaba un poco "golpeado", así lo describió el chofer que me orientó y lamentablemente, por el "traqueteo", llegué a Vedia con el portaequipaje partido. Gracias a Dios no perdí la valija por el camino, pero también gracias a mi amarreta forma de ser, casi la pierdo, una valija capa italiana con todo lo que llevaba dentro, y ahí sí que me hubiera tenido que volver. Lo de amarreta forma de ser lo digo porque el portaequipaje es de fabricación personal, y si bien respeté el diseño del original Givi que se vende para el Fazer, evidentemente los materiales no fueron los mismos.
En Vedia pregunté y me mandaron a ver al "Angel Soldador", un amable bombero, herrero y motero que gentilmente abrió su taller para solucionar el problema. Con algunos refuerzos y muy buena voluntad el "chirimbolo" quedó en condiciones para continuar el viaje.
Casi a las 14.00 PM salí para cruzar la laguna La Picasa, en territorio santafesino. El tiempo que permanecí en esta provincia fué escueto ya que la ruta atraviesa la punta de lo que es la bota que caracteriza a la provincia de Santa Fe.
Rapidito entré en Córdoba para hacer escala en Labulaye. Luego continué hasta donde cargué nafta y me refresque un poco la cabeza. Ahí me cruce un par de cordobeses que andaban con un Tornado y un Falcón. Venían de Mendoza, pero no fueron a Chile, así es que mis incógnitas seguían muy vigentes.
Eran como las 17.00 PM., y estaba entrando en la Provincia San Luis. El contraste es notable y no cabe duda que el gobierno puntano sabe como vender su terruño, el cual deslumbra con una interminable autopista totalmente iluminada y un fabuloso hotel casino al comienzo de la misma en el medio de la nada. A menos de una hora de la capital puntana, se puede ver la progresiva actividad industrial marcada por las fábricas que se encuentra a la vera del camino.
Cuando llegué a la cuidad de San Luis me costó encontrar hospedaje ya que casi todos los hoteles son caros, por lo menos de tres estrellas (precio elevado para mi presupuesto), aunque buscando encontré el lugar adecuado. Recorrí la cuidad, me saqué algunas fotos para documentar el relato y dormí como un bebé para poder salir bien tempranito a la mañana siguiente.

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